Cuando algún xenófobo francés se muestra indignado por la diversidad racial y cultural en la selección de su país, que tiene más futbolistas de origen africano que europeo, los aficionados suelen responder: “¿Y qué?”. Acto seguido, lo más normal es que esos seguidores emitan un grito de aliento: “Allez les Bleus!”.
En efecto, la selección de Francia tiene raíces que se extienden más allá de sus fronteras y costas. Reflejan la historia de colonización y la inmigración que da forma al mundo actual. Pero casi todos sus jugadores nacieron y crecieron en tierra gala.
Europa ha disfrutado los beneficios de la inmigración durante siglos. Los planteles diversos en Rusia han sido solo un ejemplo más.
“El fútbol nos permite poner sobre el escenario la inmigración, un tema que agita ahora a los países europeos”, dijo Yvan Gastaut, historiador de la Universidad de Niza y quien fue curador de una exposición sobre los vínculos entre este deporte y los inmigrantes. “Para las personas que consideran un peligro la inmigración, esta Copa del Mundo no resolverá las cosas. Pero nos permite apreciar la realidad del mundo, de la movilidad, de los desplazamientos, de las identidades plurales”.
Ello parece un sueño remoto en algunas barriadas europeas. Francia ha sido siempre un crisol, y hoy puede disfrutarse ahí un croissant para el desayuno, un estofado de África Occidental para el almuerzo y un couscous del Magreb para la cena. Pero la pobreza, el encarcelamiento y el desempleo golpean de manera desproporcionada a quienes tienen apellidos árabes o africanos.
Vale la pena destacar, por eso, las raíces argelinas y camerunesas del joven Kylian Mbappé, dijo Laurent Dubois, historiador belga-estadounidense en la Universidad de Duke.
“Esto al menos brinda la percepción de que la inmigración ayuda… Miren, somos más fuertes porque tenemos a toda esta gente… Los jugadores con todas estas historias distintas se unen en esto. No hay nada malo en ver ello como un símbolo ni en celebrarlo”, consideró.
Si las selecciones muestran unión en la diversidad, “tal vez la sociedad podría hacerlo también en otros ámbitos”.
Y este mensaje llega hasta África, donde muchos están conscientes de los comentarios de la ultraderecha sobre los jugadores que no son blancos en Europa. Para muchos seguidores africanos del fútbol, el hecho de que personas de su continente destaquen en selecciones europeas es un motivo de orgullo nacional.
En Lagos, Nigeria, Ola Adelere es un ferviente aficionado al fútbol. Y resume con una frase el sentimiento de muchos africanos: “En cierto modo, Francia es el equipo representante de África en el Mundial”.
(twitter: @mariocruzmacias)